
La indeterminación, como acontecimiento de registro previo, si bien puede parecer un enunciado paradójico, es sin embargo de facto una fórmula de acción artística que prescinde de la estética como principio o fin, y que sin embargo confía el convenio sobre el resultado, la construcción de una estética de la acción colectiva, a la interpretación de unas reglas predeterminadas.
Se construye así una nueva estética donde el buen resultado no responde a la armonía o la sincronización, sino a la implicación, como parte actora, del colectivo que interviene en el hecho artístico, vinculado por tanto a una situación espaciotemporal concreta.
El registro previo no es más que un guión impreciso que sin embargo tiene la capacidad de construir un espacio que será, en cada reconstrucción, distinto y personal, sin poder precisar un rango para esta desviación de los resultados.